Fotos y clasificación Subida al Naranco 2008 (14 de Septiembre de 2008)

Los Álvarez imponen su ley en el Naranco más popular

Martín Álvarez (Piloña) y Esther Álvarez (Oviedo Feve) vencen en la X Edición de la Subida, que terminaron 372 atletas




Oviedo, J. I. CASTAÑÓN
Si veinte años no son nada para según qué cosa, diez años, justo la mitad, son suficiente aval para una prueba sólida como es la Subida al Naranco, cita que organiza con eficiencia el Master Sport y que pretende dar apoyo al corredor popular aun a costa de prescindir de primeros espadas. «Nunca hemos dado un fijo», sostiene Paco Hevia, que le gustaría cuadrar el círculo: atletas con nombre y mucha participación (372 corredores en meta), pero que está convencido de que con sus recursos económicos es inviable. Y no un nombre, sino un apellido con peso en esto de subir montañas son los hermanos Capitán (vencedores de tres ediciones), pero tanto Vicente como José Luis estuvieron ausentes este año por diversos motivos. «Quería venir, pero la organización no quiere pagarme ni siquiera el hotel y el desplazamiento y no lo veo justo. Creo que mi hermano y yo le hemos dado nombre a esta prueba», protestaba Vicente. José Luis, casado con una ovetense, no sabe de fijos pero sí de lesiones. «Ando con molestias y no puedo arriesgarme a salir... ya me gustaría», confirmaba el madrileño, que se acercó a ver la prueba in situ al igual que el día anterior hizo al Angliru, otro monte que ha domado, y a observar que en 2008 el apellido a seguir era Álvarez: Martín y Esther. Un langreano y una lenense que asturianizaron el Naranco como hicieron en su día copando el podio Carmen Corujo, Bea Fernández Francos, Pablo Lago o Pablo Solares.

Martín Álvarez Espinar (Piloña) es un especialista en pruebas de montaña. Su relación peso, potencia es la ideal para este tipo de carreras y sus rivales y amigos saben que si aguanta los kilómetros de llano les hará sufrir en el Naranco. Cualquiera que se haya atrevido a enfrentarse con el monte ovetense sabe que a medida que se encara los monumentos prerrománicos la resistencia empieza a menguar y unos cientos de metros más allá el motor hace ademán de gripar dejando un olor a churrasco en el ambiente que se disipa a medida que se divisa el cartel anunciador de los dos largos últimos kilómetros. Y una pancarta («Si ganas invitanos a una fabada»), pintadas en la calzada y cacerolada de ánimo al paso por la residencia de ancianos del Principado se encontró Esther Álvarez, cuya jornada laboral diaria transcurre allí en el ERA de las primeras estribaciones del Naranco. Ayer Esther esperaba a Verónica Pérez, pero ésta no compareció. Una ausencia que lamentó consciente de que la había privado de tomarse la cumplida revancha del año pasado, cuando la tinetense, pletórica en septiembre de 2007, la derrotó. Su cuerpo se lo agradeció y se limitó a regular el ritmo a la espera de su triunfo, que jamás corrió peligro puesto que ni María García, que corrió el día anterior, ni Carmen Corujo inquietaron al tren de Feve de Álvarez, que llegó por tercera vez a la estación en primer lugar.

Martín, por su parte, no lo tuvo tan fácil. Gonzalo (también Álvarez) y Enedino García le disputaban el trono vacante de un Capitán que seguía la prueba en motocicleta y cantaba tiempos a los atletas de cabeza. Y allí, en la residencia de verano, en Santa María del Naranco, Martín, sin un cambio de ritmo brusco, se fue primero un metro; luego dos, ahora diez y así hasta llegar al centenar y medio con los que encaró el tramo final de los 8.000 metros de la competición. «Cuando vi el cartel del kilómetro 7 sabía que la victoria no se me podía escapa», dijo. Tras él aparecía su compañero de club Enedino García -el más rápido en el llano-, que conseguía conservar el segundo puesto por el que luchaba un Gonzalo Álvarez en pleno proceso de preparación de la Behobia-San Sebastián. Murujosa se hacía acreedor de mejor veterano con el permiso de Gonzalo.

Martín, un buen tipo, tuvo un recuerdo especial para su padre al acabar la prueba. «Falleció año y medio. Cuando iba al hospital me enseñaba los recortes de prensa de mis carreras. Hoy me hubiera gustado que viera que por fin logré ganar en el Naranco».